A Bruno, un niño con Trastorno del Espectro Autista (TEA), no lo dejaban entrar a la escuela si no estaba acompañado por un asistente personal. Y esto no sólo le ocurrió a él, sino que la mayoría de los centros educativos que incluyen a los niños con discapacidad exigen que estos alumnos vayan con un acompañante, al que pueden acceder a través del Banco de Previsión Social (BPS) en convenio con el Mides, o sino de forma privada. El problema está en que el sistema no está funcionando del todo bien.
“Nosotros estábamos empecinados en que él vaya las cuatro horas a la escuela porque la educación es un derecho humano”, cuenta la madre de Bruno, Lucía Machín. Durante un año estuvo peleada con la directora de la escuela, que argumentaba que la maestra no podía recibir a Bruno, entre otras cosas porque a sus seis años aún usa pañal, y que era preferible que vaya a una escuela especial de ANEP.
Sin embargo, la propia maestra especializada de Bruno les dijo a los padres que el niño necesitaba ir a una escuela común para poder socializar. Los padres inscribieron a su hijo en el Sistema Nacional de Cuidados en octubre de 2020 para así acceder al asistente y recién en setiembre de 2022 tuvieron la primera visita del trabajador social del BPS para evaluar la situación de Bruno. Al día de hoy el niño ya tiene la cobertura, pero la directora de la escuela le sigue insistiendo a sus padres que es mejor que esté en el Sistema Especial.
La abuela de Lucas, un niño de nueve años con TEA, atravesó el mismo problema que la madre de Bruno. Hasta hace un par de meses Lucas iba a la escuela una o dos horas en lugar del horario completo porque su familia no podía acceder a un acompañante y la maestra le decía que no podía darle la atención que necesitaba debido a la cantidad de alumnos que había en el salón.
El cuidado del niño se dificulta mucho porque sufre de crisis nerviosas que lo hacen ponerse agresivo, pero su abuela, de 79 años, le cuenta que ella cree que el centro educativo ni siquiera se esfuerza por incluirlo. Una vez le preguntó a su nieto qué hizo en el recreo y el niño le contestó que “la maestra lo sentó en la silla roja”.
La psiquiatra infantil grado 5 Gabriela Garrido, que atiende a niños con discapacidad de manera diaria en el Hospital Pereira Rossell, dice que el problema de las escuelas públicas es que los maestros no tienen recursos de apoyo dentro de la institución. Ni equipos técnicos, ni figuras de apoyo dentro de las escuelas. “Esto igual no puede pesar sobre los docentes”, enfatiza la médica. Lo que está claro -dice- es que la inclusión educativa siempre es el ideal, porque un ambiente que estimule al niño va a ser beneficioso para su desarrollo cognitivo.
La doctora indica que ninguno de los niños o adolescentes que atiende han podido acceder a un asistente personal desde 2021 y dice que le informaron que el Mides no ha abierto el listado ni brinda capacitaciones desde ese año. Es decir que la demanda sobrepasa la oferta.
Contactada la dirección del BPS para obtener información sobre la demora para acceder a los asistentes, pero los funcionarios del organismo no estaban al tanto y recomendaron contactarse con el Mides. El encargado de comunicación de la cartera, en tanto, puntualizó que el problema se debe a un atraso de las valoraciones de personas en situación de dependencia severa a nivel nacional, que se agravó debido a la pandemia.
De todos modos, señaló que durante el 2022 se trabajó en este sentido y se alcanzaron 2.300 valoraciones en todo el país, un número mucho mayor que lo usual. Además, aclaró que el ministerio está haciendo las capacitaciones correspondientes.